sábado, 6 de agosto de 2011

SEÑALES DE HUMO.


El único superviviente  de un naufragio  llegó a una isla deshabitada. Pidió fervientemente a Dios ser rescatado, y cada día divisaba el horizonte en busca  de una ayuda que no llegaba. Cansado, optó por construirse una cabaña de madera para protegerse de los elementos y guardar sus pocas pertenencias.
Un día, tras merodear por la isla en busca de alimento, cuando regresó a la cabaña la encontró envuelta en llamas, con una gran columna de humo levantándose hacia el cielo. Lo peor había ocurrido: lo había perdido todo y se encontraba en un estado de desesperación y rabia.
-       ¡ Oh Dios! , ¿Cómo puedes hacerme esto?- se lamentaba.
Sin embargo, al amanecer del día siguiente se despertó con el sonido de un barco que se acercaba a la isla. Habían venido a salvarlo .
-       ¿Cómo supieron que estaba aquí?- preguntó a sus salvadores.
-       Vimos su señal de humo- contestaron ellos.
Es muy fácil descorazonarse cuando las cosas marchan mal: recuerda que cuando tu cabaña se vuelva humo, puede ser la señal de que la ayuda está en camino. 

María, signo de esperanza cierta

El día 15 de agosto, en medio del verano, celebramos esta fiesta tan popular en honor de María en su misterio de la Asunción a los cielos, dogma proclamado en 1950 por Pío XII, recogiendo el sentir del pueblo cristiano y de los pastores  de la Iglesia: “ Que la Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, cumplido el curso de su vida terrestre, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial”. Esta es una fiesta con mucho arraigo que se celebra en numerosos pueblos y ciudades.
La liturgia de este día, nos recuerda el tiempo pascual, y no sin razón, porque la Asunción de María está estrechamente vinculada  a la  Resurrección de Jesucristo, a la que María ha sido asociada de una manera singular. De esta manera ella, ha sido glorificada y unida para siempre a la victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte, en la que la humanidad ve cumplida la promesa realizada por Dios a los hombres; y aunque la Resurrección de Cristo es ya nuestra victoria, los creyentes anhelamos y esperamos participar de esa misma gloria.  Pidamos a Dios que nos ayude en nuestro camino hacia la patria celeste, para que como María “Lleguemos a participar con ella de su misma gloria en el cielo” .
Cristo, con su resurrección, nos ha abierto el camino de la gloria para todos aquellos que crean en Él.  Esta es nuestra aspiración última, y donde descansa nuestra esperanza, que es alentada y fortalecida por el ejemplo de María que supo orientar su vida hacia Dios, buscando que se cumpliera su voluntad.  Cada uno de nosotros estamos también llamados, a caminar en fidelidad y buscar su voluntad.  Cada uno de nosotros estamos también llamados, a caminar en fidelidad y buscar la voluntad de Dios, pidiendo con humildad a Dios “que nuestros corazones abrasados de tu amor, vivan siempre orientados hacia ti”.
Que como María, nuestra vida se convierta en un cántico de alabanza al Señor por todo lo que nos otorga cada día, reconociendo que Dios sigue haciendo obras grandes a favor de su pueblo.  Y pidamos con fe la protección de aquella que participa de modo pleno en la resurrección de Jesucristo, porque ella es abogada nuestra, ya que “la misión maternal de María hacia los hombres, de ninguna manera oscurece ni disminuye la única mediación de Cristo, sino más bien muestra su eficacia”.
Que sintamos la protección de la virgen María, que se ha convertido en signo de esperanza cierta para toda la Iglesia, pues ella es “imagen y principio de la Iglesia que ha de ser consumada en el futuro.  Pongamos nuestra vida y la de toda la Iglesia bajo su protección, porque, sin duda, “Ella es consuelo y esperanza de tu pueblo ,todavía peregrino en la tierra”.  

Bta. Juana de Aza.

Bta. Juana de Aza.
Madre de Santo Domingo.




 Juana la más pequeña de nueve hermanos, Cinco varones y cuatro mujeres, es madre de un gran santo, Domingo(8 agosto), del beato Manés(18 agosto), y del venerable Antonio de Guzmán y  Aza. Los abuelos maternos pertenecen a la nobleza.

 ESPOSA Y MADRE EJEMPLAR.

Nace Juana hacia el año 1140 en la villa de Aza y en su primera juventud se casa con Félix de Guzmán el menor de  cuatro hermanos, de familia noble y hacendada.
La casa-palacio y fortaleza de don Félix y doña Juana es el lugar y ambiente donde nacen sus tres hijos: Antonio, Manés y Domingo. El primogénito seguirá la vocación sacerdotal  al servicio del hospital que acoge  enfermos y peregrinos cerca del monasterio benedictino. Manés se incorporaría  a la Orden de frailes  Predicadores que su hermano Domingo fundará.  Hechos incontestables que confirman la fe, la bondad y la grandeza espiritual de sus padres. Vocaciones nacidas y crecidas al calor de su educación cristiana y de la ejemplaridad de sus progenitores. Fray Rodrigo de Cerrato escribe en la “Vida de Sto. Domingo”:  “ Fue su padre un hombre venerable y rico en su pueblo. Y su madre fue honesta, casta e intachable, prudente y muy compasiva con los pobres y afligidos, brillando por su virtud y buena fama sobre todas las mujeres de la comarca” La compasión, la misericordia y la generosidad con los necesitados son virtudes de Juana destacadas tanto por los historiadores como por la tradición.
Las puertas del torreón de los Guzmanes se abren todos los días y es la señora del lugar quien reparte alivios y afecto a los pobres transeúntes y peregrinos.

ANTES DE NACER DOMINGO.

El último embarazo de Juana la tiene inquieta. Presiente algo que no es capaz de discernir. El Bto. Jordán de Sajonia, en el año 1233 escr9be el libro” Orígenes de la Orden” en ella nos narra: “ Se le mostró en visión que llevaba en su vientre un cachorrillo con una tea encendida en la boca y que al salir de sus entrañas, prendía fuego a todo el mundo: con lo cual se prefiguraba que el hijo que había de concebir sería predicador insigne que con el ladrido de su santa palabra, excitase a la vigilancia a las almas dormidas en el pecado y llevase por todo el mundo aquel fuego que Jesucristo vino a traer a la tierra”.
Juana de Aza visita con frecuencia el monasterio  de silos, distante de Caleruega unos 28 Km. Acude al sepulcro del santo abad Domingo, muerto cien años antes en fama de santidad, a quien encomienda sus intenciones y, esta vez, su sueño. Al pie de su sepulcro Juana recibe la iluminación que Sto. Domingo de Silos proyecta en su alma: dará a luz un hijo que removerá con su palabra  evangélica  la iglesia y el mundo. El día 24 de junio nace el pequeño, a quien ponen el nombre de Domingo, en honor y acción de gracias al santo abad de Silos. Días después, don Félix y doña Juana llevan al pequeño domingo al monasterio y, ante el sepulcro del santo abad, lo ofrecen a Dios.
La vida de familia se desarrolla en claves de vigorosa tradición cristiana: fidelidad, amor entrañable, ejemplaridad, obediencia y respeto, oración en común, formación religiosa y educación cristiana.

VENERACIÓN POPULAR.

Juana de Aza muere entre los años 1202 y 1205. Pronto surge y prende la veneración popular y la devoción a la santa madre. La ermita a ella dedicada en Aza y una capilla erigida en Caleruega a los fieles no menos que las iglesias donde  sus restos mortales son depositados. Los habitantes  de la comarca acuden a ella en petición de protección y ayuda. El testimonio de sus convecino se amplía y divulga más allá del señorío de Caleruega. Es tierra campesina, sometida a sequías, plagas y azotes semejantes de la naturaleza. El pueblo acude a la que ya invocan familiarmente como Sta. Juana y en quien admiran sus virtudes de mujer bíblica: laboriosidad, sencillez, amor conyugal y maternal, fe en Dios y en su providencia, austeridad de vida y espíritu de oración.
El día 1 de octubre del año 1827, el papa león XII aprueba el culto y pone su nombre en el santoral de los dominicos, los hijos de su hijo Domingo que la veneran como la “ santa abuela”

STOP.


UN TIEMPO PRECISO Y PRECIOSO. ¿PARA QUÉ?

Al llegar el verano  - tiempo de espacios abiertos, de luz y de vitalidad, de días más largos y cálidos; tiempo  de mayor holganza; tiempo para tener más tiempo – es muy oportuno y más que nunca indispensable, para bien nuestro y de los demás, caer en la cuenta de aquellas palabras de la Escritura: “Todo tiene su momento, y cada cosa su tiempo bajo el cielo”.  Esta afirmación sabia nos lleva a pensar que somos nosotros, cada uno de nosotros, quienes hemos de elegir qué hacer, cómo y cuándo hacerlo.
 Seremos sabios y cristianos, si clarificamos  nuestra escala de valores: de lo más importante a lo menos, de lo principal a lo accesorio y secundario. Desde ese momento empezamos a ser y a vivir como Dios quiere que vivamos. Cabe y es urgente  preguntarse: ¿ qué  estoy haciendo con mi tiempo?. Y ponerse  manos a la obra: ¿ Cómo me estoy evangelizando? ¡ es urgente!  Tomo el Evangelio diario9 y lo rumio, lo oro, me lo aplico y me lo aprendo para vivirlo hoy. ¿Cómo estoy asemejándome a Cristo?
 ¡Un tiempo muy precioso!  Como Cristo tengo omentos para estar a solas con el Padre que tanto me ama. Le entrego mi pobreza y me vacío de mí. Acojo su amor, me lleno de él, descanso con él. Desde ahí es más  fácil amar a los demás, verles con los ojos del Padre, como hijos queridos, dedicarles tiempo. Los otros los más necesitados que yo , me necesitan: les doy mi tiempo, pues les debo amor. ¿ Cómo vivo la Iglesia, cómo intento ser Iglesia? ¿ Me siento Iglesia?. Participo en la Eucaristía, me uno a la comunidad,  comulgo, adoro.  Vivo el domingo como día pascual, dando alegría a los míos: familiares, amigos enfermos.
 ¡Me espera así un verano maravilloso! La Biblia, a renglón seguido del texto antes citado , añade:” Tiempo de nacer, tiempo de morir; tiempo de plantar, tiempo de arrancar” O sea, es tiempo de re aprender a vivir, haciéndolo todo de una manera nueva: Más serena, más auténtica, más humana y más cristiana, como Dios nos enseña y pide. De este modo, como quien juega morimos a una vieja manera de vivir “ matando el tiempo”, que es la mayor torpeza. Verano: tiempo preciso y precioso, regalo de Dios puesto en las manos del hombre para gozar y disfrutar de otra manera más humana y cristiana.