UN TIEMPO PRECISO Y PRECIOSO. ¿PARA QUÉ?
Al llegar el verano - tiempo de espacios abiertos, de luz y de vitalidad, de días más largos y cálidos; tiempo de mayor holganza; tiempo para tener más tiempo – es muy oportuno y más que nunca indispensable, para bien nuestro y de los demás, caer en la cuenta de aquellas palabras de la Escritura: “Todo tiene su momento, y cada cosa su tiempo bajo el cielo”. Esta afirmación sabia nos lleva a pensar que somos nosotros, cada uno de nosotros, quienes hemos de elegir qué hacer, cómo y cuándo hacerlo.
Seremos sabios y cristianos, si clarificamos nuestra escala de valores: de lo más importante a lo menos, de lo principal a lo accesorio y secundario. Desde ese momento empezamos a ser y a vivir como Dios quiere que vivamos. Cabe y es urgente preguntarse: ¿ qué estoy haciendo con mi tiempo?. Y ponerse manos a la obra: ¿ Cómo me estoy evangelizando? ¡ es urgente! Tomo el Evangelio diario9 y lo rumio, lo oro, me lo aplico y me lo aprendo para vivirlo hoy. ¿Cómo estoy asemejándome a Cristo?
¡Un tiempo muy precioso! Como Cristo tengo omentos para estar a solas con el Padre que tanto me ama. Le entrego mi pobreza y me vacío de mí. Acojo su amor, me lleno de él, descanso con él. Desde ahí es más fácil amar a los demás, verles con los ojos del Padre, como hijos queridos, dedicarles tiempo. Los otros los más necesitados que yo , me necesitan: les doy mi tiempo, pues les debo amor. ¿ Cómo vivo la Iglesia, cómo intento ser Iglesia? ¿ Me siento Iglesia?. Participo en la Eucaristía, me uno a la comunidad, comulgo, adoro. Vivo el domingo como día pascual, dando alegría a los míos: familiares, amigos enfermos.
¡Me espera así un verano maravilloso! La Biblia, a renglón seguido del texto antes citado , añade:” Tiempo de nacer, tiempo de morir; tiempo de plantar, tiempo de arrancar” O sea, es tiempo de re aprender a vivir, haciéndolo todo de una manera nueva: Más serena, más auténtica, más humana y más cristiana, como Dios nos enseña y pide. De este modo, como quien juega morimos a una vieja manera de vivir “ matando el tiempo”, que es la mayor torpeza. Verano: tiempo preciso y precioso, regalo de Dios puesto en las manos del hombre para gozar y disfrutar de otra manera más humana y cristiana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario