Hoy nace una clara estrella, tan divina y celestial, que, con ser estrella, es tal,que el mismo Sol nace de ella.
¿Tú sabes a quién le han dedicado estos hermosos versos?
¡No te equivocas!, a la Santísima Virgen María, pues el 8 de septiembre celebramos en la Iglesia Católica su nacimiento. Por eso tres sentimientos llenan hoy nuestro corazón: tres sentimientos que llenan de amor el alma de un creyente al contemplar el nacimiento de María. Fiesta de familia... Hay que acercarse a felicitarla, y... a felicitarnos todos con ella. Es día de regocijo íntimo. Los antiguos cristianos de Roma, siguiendo la costumbre de sus primeros hermanos cristianos del Oriente, encendían antorchas, marchaban en procesión presididos por el papa, a la iglesia de Santa María la Mayor, mientras cantaban letanías suplicantes rebosando cariño y amor de hijos.
“Tu natividad, Virgen Madre de Dios, es anuncio de gozo para el universo mundo”, canta la Iglesia. Alegría ecuménica universal. Gozo para la tierra. Nuestra redención alborea. Pronto nacerá el Salvador. Clarea el día. Ha pasado la noche del pecado. Amanece... Una Virgen nace con promesa infalible de redención y vida para el mundo. “Dichosa eres Santa Virgen María y muy digna de alabanza. De ti ha salido el sol de justicia, Cristo nuestro Dios”, corearemos con emoción en el aleluya de la misa. Sí, tú eres la aurora que anuncia el sol; Cristo Jesús derrotará nuestra muerte y nos regalará la vida para siempre.
María, pura, íntegra, inmaculada, arrebata de Dios, todo para nosotros, es la “omnipotencia suplicante”, no creadora. Ella rogará y nos convertirá al amor. Viviremos cara a Dios, y él iluminará recorridos del rudo peregrinar de cada día bajo el sol abrasador, hasta que alboree el día y el lucero del la mañana despunte en nuestros corazones” (2P 1,19). En la iglesia romana de San Andrés delle Frate, puede leerse esta inscripción “20 de enero de 1842. Alfonso de Ratisbona vino desde Estrasburgo. La Virgen se le apareció. Se arrodilló judío, se levantó cristiano. Peregrino: lleva contigo ese piadoso recuerdo de la misericordia divina y del poder de la Santísima Virgen”. Alfonso pide el Bautismo, deja su novia, y funda, con su hermano Teodoro, también convertido, la Congregación de la Virgen de Sión para la conversión de los judíos. Se arrodilló judío y se levantó cristiano con sólo mirar a la Virgen.

¡¡FELIZ CUMPLEAÑOS, VIRGEN MARÍA!!
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