miércoles, 28 de septiembre de 2011

14 y 15 S.

El origen de la fiesta de la exaltación de la Santa Cruz (que se celebra el día 14 de Sep.) tiene su origen en Jerusalén y aparece relacionado con la invención de la Cruz de Cristo. Han sido muchos los peregrinos , que movidos por la fe, arrancaron un trozo de la Cruz de Jesús,  llenando con estos fragmentos casi todo el orbe.

En España hay un lugar venerable donde se conserva el mayor trozo de la Cruz de Cristo: es el santuario de Santo Toribio de Liébana, en plenos picos de Europa. Fray Prudencio Sandoval, cronista de la orden benedictina dice que “santo Toribio trajo de Jerusalén las arcas santas llenas de reliquias con el precioso madero de la cruz de Cristo”.

La exaltación de la Santa Cruz nos invita a la acción de gracias y a la adoración: por el madero de la Cruz nos vino la salvación; en ella ha muerto por nosotros el Hijo de Dios, misterio de salvación, que lo acogemos en la fe postrados en humilde adoración. La cruz es el signo de la victoria, del amor y de la gracia porque en ella Cristo derrotó a los poderes  de este mundo: el pecado y la muerte: La Cruz nos identifica como cristianos, porque nos introduce en el destino sacrificial del Maestro. Por la muerte de Cristo en la Cruz, ésta ha pasado de instrumento de tortura y maldición en símbolo de la Redención.

El 15 de Septiembre se celebra la conmemoración de la Virgen de los Dolores, esta fiesta nos recuerda principalmente dos momentos históricos de la vida de María, asociada a su Hijo redentor, que son momentos de la historia de la salvación: la presentación que hizo de su Hijo en el templo (Lc. 2,22-35) y su presencia en el calvario cuando su Hijo moría en la Cruz.( Jn.19,25-27). María en la presentación recibe la profecía del anciano Simeón: “ una espada te traspasará el alma...” que podíamos decir que adquieren un sentido real en el Calvario, al pie de la Cruz, donde la vemos en actitud oferente: firme en la fe y en la esperanza, animada de un amor ardiente a Dios y a los hombres, y fiel en la aceptación y en el cumplimiento de la voluntad del Padre.

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