viernes, 3 de junio de 2011

JUNTO A LA CRUZ DE JESÚS. . . ESTABA MARÍA.

De María al pie de la Cruz no nos han sido transmitido gritos y lamentos como los de las mujeres que le acompañaban durante la subida al Calvario( Lc 23,27); no se nos han transmitido palabras , como cuando hallaron a Jesús en el templo, o como en Caná de Galilea. Se nos ha transmitido sólo su silencio. María calla en el momento del nacimiento de Jesús y calla en el momento de la muerte de Jesús.
Si María pudo ser tentada, como lo fue también Jesús en el desierto, esto tuvo lugar sobre todo al pie de la Cruz. Y fue una tentación muy profunda y dolorosa porque tenía como motivo precisamente a Jesús. Ella creía en las promesas, creía que Jesús era el Mesías, el Hijo de Dios; sabía que, si Jesús lo hubiese pedido, el Padre le habría mandado “más de doce legiones de ángeles” ( Mt. 26,53). Pero ve que Jesús no hace nada. Liberándose a sí mismo de la cruz, le libraría también a ella de su tremendo dolor, pero no lo hace. Sin embargo, María no grita: “¡Baja de la cruz; sálvate a ti mismo y a mí!” , ni tampoco: “ Has salvado a tantos otros ¿ Por qué no te salvas ahora a ti mismo, hijo mío? Aunque sea fácil intuir hasta que punto surgía espontáneamente en el corazón de una madre un pensamiento y un deseo parecidos. Ya ni siquiera le pide a Jesús: Hijo ¿Por qué nos has hecho esto?, como le dijo cuando después de haberlo perdido, lo encontró en el Templo (Lc 2,48). María calla, “consintiendo amorosamente en la inmolación de la víctima que Ella misma había engendrado” dice un texto del Concilio Vaticano II. Celebra con Él su Pascua.
( ... ) Así pues, “junto a la cruz de Jesús” María no estaba cerca de Jesús solamente en un sentido físico y geográfico, sino también en un sentido espiritual. Estaba unida a la cruz de Jesús; tenía el mismo sufrimiento, sufría con él. Sufría en su corazón lo que el Hijo sufría en su carne. Y sólo podría pensar de forma distinta quien no tenga ni idea de que es ser madre...
(Raniero Cantalamessa)

No hay comentarios: