Así quiere la Iglesia que se celebre esta fiesta, con alegría universal... porque esta Maternidad Divina ha traído el gozo verdadero a toda la creación. Y así es, gozo infinito y eterno en el mismo cielo... ya que por la Maternidad, María es lo que es. Toda su dignidad y grandeza brotan de ella. San Bernardo se detiene en profundizar en lo excelsa que es la Virgen por ser Madre de Dios.
¡¡¡Dios obedeciendo a una mujer!!!No hay humildad como ésta...
¡¡¡Una mujer elevada sobre el mismo Dios!!! No hay sublimación comparable con ella...
DIOS LLAMÓ A MARÍA ¡MADRE!
Sí, el título mayor de la Virgen es ser Madre de Dios. ¿ Nos hemos parado a pensar, en profundidad, lo que significa que una mujer de nuestra carne y hueso sea elevada a la dignidad de Madre del Altísimo? ¡ Es como para morir de gozo y agradecimiento!
Al meditar la grandeza de nuestra Madre nunca podremos comprender el gran misterio que Dios hizo en Ella, al encerrarse en su seno virginal. ¡ Él, encerrado en la criatura!, el primer Sagrario viviente: ¡ las entrañas virginales de María!
El día 1 de Enero pone la Iglesia a nuestra consideración la festividad de María, Madre de Dios, porque sabe cuánto bien es para las almas esta solemnidad.
Si a Ella el Señor la llamó Madre, porque es la mejor de todas las Madres es para que también nosotros la tengamos por tal. Si nuestras madres en la tierra saben ser tan buenas, Qué será la Virgen, que nos ama mucho más? Porque Ella sí que sabe serlo ya que lo es de Dios. Y Él le dio un corazón tan grande y tan maternal, para ser Madre de todos los humanos, por eso una vez más digámosle:
“ Aunque mi amor te olvidare, Tú no te olvides de mí”
No hay comentarios:
Publicar un comentario