El Evangelio nos revela cómo María ora e intercede en la fe: en Caná de Galilea (Jn. 2, 1 – 12); y en la hora de la nueva alianza, al pie de la Cruz, María es escuchada como la mujer, la nueva Eva, “la verdadera madre de los que viven” ( cf. Cat. Igle. Cat. Nº 2618).
Ella en efecto como dice San Ireneo “por su obediencia fue causa de la Salvación propia y de la de todo el género humano”.
Por eso no pocos padres antiguos coinciden con San Ireneo en afirmar:” El nudo de la desobediencia de Eva lo desató la obediencia de María. Lo que ató la virgen Eva por su falta de fe lo desató la Virgen María por su fe”. (cf. Lumen Gentium, nº 56).
Te invito que en este mes mariano acudas a María rezando un misterio del Rosario, la Salve, o, como tenemos tan reciente la beatificación del Papa Juan Pablo II , diciendo a la Virgen de Fátima ( 13 Mayo) Soy todo tuyo, Totuus tus.
¿A quién se apareció primero Jesús resucitado?
La piedad de los hijos de la Iglesia tiene por seguro que Cristo resucitado se apareció primero a su Santísima Madre. Ella lo había criado a sus pechos, lo había guardado en su infancia, lo había como presentado al mundo en las bodas de Caná de Galilea para no volver a aparecer sino al pie de la Cruz.
Jesús que había consagrado a Ella y a San José treinta años de vida oculta, ¿cómo no le dedicaría el primer instante de su vida oculta en Dios? La Santísima Virgen también estaba oculta en Dios, y nada sabemos de este tema. Lo que nos da a entender la disposición divina es que la Virgen María es un alma que no busca el protagonismo, que es humilde, que pasa desapercibida, que hace el bien sin ruidos, que vive lo ordinario de cada día de una manera extraordinaria: con amor...
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